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LÍMITES CON AMOR

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¿Cómo encontrar el equilibrio entre los límites y la democracia o los límites y el amor? Si estás aquí es porque crees en la crianza respetuosa y consciente igual que yo, crees en los límites establecidos desde el respeto, la escucha, la comprensión y la empatía. Estos últimos años, hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre la crianza y la educación de las nuevas generaciones, cómo abordar esta nueva visión es un objetivo claro de muchas familias. Hoy estoy aquí para decirte que sí es posible conseguirlo, vamos a dejar de creer que los límites deben estar impuestos y deben ser puestos desde el autoritarismo. Estamos en un camino de búsqueda hacia la crianza y la educación consciente y respetuosa de nuestros hijos o hijas. Nos encontramos en la maternidad más real, más transformadora y sobre todo más comprometida. Por tanto, no te juzgues y permítete aprender, probar y flexibilizar tus pensamientos o creencias.

Estamos en tribu porque nos gusta aprender, escuchar, compartir y sobre todo evolucionar juntas. Cada una de nosotras aporta y contribuye a descubrir estilos, caminos y puentes para la crianza que nos identifica y nos hace sentir mejor. Sin culpas ni comparaciones, venimos a vivir la maternidad desde la escucha y el respeto.

Hoy te invito a que cierres los ojos y a que imagines una báscula dónde puedas ubicar los límites en un lado y el amor en otro. De este modo, encontrarás el equilibrio sobre cómo acompañar a tus hijos/as en el día a día de forma sensata, coherente y lo más importante, con sentido común. Muchas veces nos creemos que la crianza respetuosa es complicada, dificultosa y lenta, que los procesos deben ser muy cuidados y que en la practica es complicado. Yo te animo a mirarlo con ojos receptivos y a escucharlo desde el corazón, simplemente debemos echarle unas gotas de intuición y como he dicho anteriormente, sentido común. Esa es la clave para criar a tus hijos desde el ejemplo, desde lo que ven, experimentan y sienten en casa. En la crianza y la educación tenemos dos focos que siempre debemos contemplar e iluminar, a los que siempre debemos ver: límites y amor.

En primer lugar, los límites son necesarios para el desarrollo cerebral de cualquier niño. Ellos deben conocer las normas y las reglas de cada lugar, comunidad, entorno, espacio o ambiente. Por ejemplo: es necesario que conozcan las normas de casa, del hogar de los abuelos, de los tíos, las normas del parque, del colegio, las reglas de ir en coche, entre otras. De este modo, comprenden que cada lugar y entorno se ajusta a unas leyes y reglas, así pues, a ellos les ofrece más seguridad y sensación de control. Conocen y aprenden cómo deben comportarse y qué límites deben seguir en cada momento.

Los límites es fundamental que estén pensados y determinados con claridad, es necesario que se ajusten a sus edades, necesidades, etapas vitales y características. Es decir, no podemos ponerle los mismos límites a un niño de 3 años que a otro de 6 años, porque sus capacidades cognitivas, atencionales, sociales, emocionales, etc. son distintas. Por tanto, para que los límites se cumplan es básico que sean coherentes y ajustados a la realidad. También es importante recordar que los límites no solo deben ser coherentes sino también que deben ser pocos y concretos. No podemos bombardear con límites, normas y reglas porque acabamos saturando el día a día de nuestros pequeños/as. Por tanto, te invito a establecer límites coherentes, claros, concretos y adaptados.

¿Tenemos miedo, dudas o inquietudes a la hora de establecer qué límites poner, cómo hacerlo y lo más importante, para qué ponemos ese límite? Hoy te cuento tres estrategias que pueden resultarte útiles e interesantes, tres herramientas con las que reflexionar y poner nuestro foco de atención.

  1. Comunícate con tu compañero/a de crianza. Es interesante que en el hogar vayáis remando papá y mamá, dos mamás, dos papás, o quien se encargue de la crianza en el mismo sentido de la navegación.

Podéis juntos establecer qué límites son importantes para vosotros a la hora de salir de casa, de dar el baño, de la comida, de la cena, de ir a dormir, del momento de juego, del momento de descanso, etc. Aquellas situaciones más comunes del día a día estableced límites o normas que sean coherentes para la familia y que podáis ir trabajando.

  • Establece un límite de forma coherente, tranquila, sensata, claro y conciso. Delante de la situación que tengáis que acompañar debéis el límite necesario, en estas últimas líneas os he compartido cómo deben ser estos límites para que sean viables y realistas.
  • Sensatez y flexibilidad. Los límites es adecuado que se cumplan siempre del mismo modo o manera, así como se han determinado y decidido, es bueno que se sigan para que tengan continuidad y les aporte a los niños un seguimiento, coherencia y seguridad. Al ellos conocer los límites y normas del día a día, les será más sencillo funcionar. Aún así, atención y flexibilidad, siempre hay momentos o situaciones. Por ejemplo: determinamos que después de cenar contaremos sólo dos cuentos, un día tu hija está enferma, lleváis más horas en casa, le cuesta más dormirse, necesita mimos y más tiempo contigo. No te agobies si este límite no se cumple, ahora mismo ella tiene otras necesidades.

Deseo que estas tres estrategias te hayan podido aportar más seguridad cuando establezcas un límite, no es motivo de autoritarismo sino de ofrecer seguridad y protección. Es bueno que los límites vayan acompañados del amor. El amor estaría en la otra parte de la balanza, para así encontrar el equilibrio entre la parte más rígida y la escucha y comprensión. El amor siempre debe estar presente en la crianza de nuestros pequeños y pequeñas, y es muy bonito poder compartirles qué es amor.

Para la crianza respetuosa y consciente es amor cuidarnos a nosotras, es amor poner límites, es amor escucharlos, es amor atender sus necesidades, es amor adaptarnos al momento, es amor decir no, es amor decir sí, es amor dar un abrazo, es amor pedir tranquilidad, es amor pedir espacio y tiempo, cómo veis el amor es incondicional y va mucho más allá del límite o la regla.

Recuerda siempre el para qué, cuál es la razón de nuestro límite, sólo así terminaremos de ser coherentes en nuestra practica e intervención educativa. Cuando establecemos los límites, debemos observar qué razón nos lleva a establecerlo, qué finalidad tiene y para qué ponemos esa norma o regla en nuestro sistema familiar. Muchas veces encontraremos que es para satisfacer nuestra necesidad, comodidad o miedo y en cambio otras comprobaremos que es para favorecer su crecimiento, evolución y desarrollo tanto físico, mental, social y emocional.

Muchísimo amor y ternura, confía en ti y en tu filosofía, tu maternidad es real, escúchate y hazlo desde el corazón, siempre encontrarás el camino.